"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

miércoles, 8 de diciembre de 2010

“Obstáculos”

Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece,

no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.

Romanos 8.18


Esa mañana, el tiempo parecía estar perfecto. Mientras estaba sentado en mi escritorio, el sol logró penetrar su luz por entre las densas tinieblas. La neblina era tan opaca que únicamente los rayos solares podían traspasarla. Pero la hermosura de la mañana no estaba en la neblina ni en el sol, sino en los rayos solares que luchaban para penetrar los árboles y la neblina. Sin embargo, de no ser por dichos obstáculos, los rayos rolares no hubieran existido.

Nuestras vidas no se forman en tiempos de crisis. Las crisis sólo muestran lo que verdaderamente somos. Con frecuencia vemos vidas que muestran la hermosura de la santidad, vidas purificadas por los obstáculos.

¿Sabías que necesitas a aquellos que tanto te critican y ridiculizan? ¿De qué otra manera podrías desarrollar la paciencia, la mansedumbre, la ternura y el perdón si no fuera por los obstáculos? Cuando necesitamos paciencia, Dios nos manda situaciones en las que se requiere la paciencia.

Dios quiere formar la personalidad de Cristo en cada uno de nosotros. Y, si estamos dispuestos a soportar, eso es exactamente lo que el sufrimiento hará. El siervo no es mayor que su amo. Si Cristo sufrió, nosotros también debemos estar dispuestos a sufrir, como Hebreos 5.8 y 1 Pedro 4.1 nos indican. La próxima vez que encuentres obstáculos en tu camino, no te quejes, sino ¡da gracias a Dios por ellos y observa mientras los rayos del sol irrumpen por entre la neblina!

-Alvin Mast,

Millersburg, OH

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Gracias, Señor, por la noche, ya que en ella

Podemos contemplar las estrellas.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]