"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

lunes, 13 de junio de 2011

“No Tengo Tiempo”

Redimiendo el tiempo, porque los días son malos.

Efesios 5.16


Imagínate al hombre principal que tiene una hija enferma. Él está implorándole a Jesús de todo corazón que vaya y la sane antes de que muera. Ahora imagínate que Jesús le respondiera: “No, no tengo tiempo. ¿Acaso no ves que estoy ocupado? Fíjate cuántas personas hay agrupadas a mi alrededor que también necesitan ayuda.”

“No, no tengo tiempo.” ¿Cuántas veces usamos esas palabras cuando alguien nos pide que hagamos algo? ¿Te imaginas que Jesús las usara?

Todos avanzamos en nuestras vidas egocéntricas… y de repente nos sobreviene el funeral inesperado de un amigo íntimo o un pariente cercano, justo cuando teníamos tanto que hacer. ¿Posponemos nuestras cosas para poder asistir al funeral porque deseamos hacerlo o porque de no asistir otros pensarían mal de nosotros? Requiere tiempo escribir aquella carta atrasada o visitar al enfermo, al necesitado y al anciano. Requiere tiempo vivir la vida cristiana y estudiar la palabra de Dios. Requiere tiempo criar una familia cristiana. Dios se entristece cuando no dedicamos tiempo para amar y servirle.

Muy a menudo nuestras excusas realmente son una falta de cumplir nuestro deber, pero siempre encontramos tiempo para llevar a cabo lo que realmente consideramos importante. Procuremos no llegar al día de Cristo con un profundo remordimiento por las cosas que dejamos sin hacer, cosas que pudimos haber hecho, si hubiéramos considerado lo que realmente era importante. Los galardones del sacrificio por el beneficio de los demás son muchos.

-Wilmer Beachy,

Liberty, KY

_______________

Un tiempo para nacer y un tiempo para morir...

Pero entre éstos hay un intervalo de importancia eterno.

-Richmond


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



lunes, 4 de abril de 2011

“Trabaja en Silencio”

y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público.

Mateo 6.4


Charles Spurgeon y su esposa vendían los huevos que sus gallinas ponían y se negaban a regalar ni uno. Incluso a los parientes cercanos les decían: “Si los quieren, los tienen que pagar”. Como resultado de esto, algunas personas tildaron a los miembros de la familia Spurgeon de “codiciosos y avaros”.

Ellos aceptaron la crítica sin defenderse. Sólo después de la muerte de la señora Spurgeon fue que se reveló toda la historia. Todas las ganancias de la venta de los huevos eran para el sustento de dos viudas ancianas.

Jesus dijo: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5.11-12).

¿Alguna vez se han burlado de ti por causa de Cristo? ¡Qué bendición! Y sin embargo a nuestra naturaleza pecaminosa le gusta recibir algún honor.

Jesús también dijo: “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público ” (Mateo 6.2-4). Mantén en secreto tus buenas obras.

-Kevin Miller,

Auburn, KY

_______________

¡Al que canta sus propias alabanzas

rara vez se le pide una repetición!



[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]


lunes, 21 de marzo de 2011

“Liviano o Pesado”

Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo,

así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Hechos 1.11


En un lugar donde estábamos construyendo casas, dos livianas bolsas plásticas se movían en una brisa suave. De repente, una de ellas comenzó a flotar hacia arriba, continuó su ascenso mientras la observábamos y pronto desapareció en las nubes.

Estoy seguro de que esto tiene una explicación científica, pero al mismo tiempo me recordaba lo que los apóstoles vieron cuando observaron a Jesucristo siendo “alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. Las Escrituras prometen que él vendrá nuevamente asimismo como ellos le vieron ir al cielo. Cuando Cristo regrese, él tomará con él a los que han sido lavados en la sangre del Cordero y le son fieles. Ellos, también, ascenderán en los cielos.

Recuerda, había dos bolsas; una se elevó y la otra no. Las condiciones se cumplieron para una, pero no para la otra. Hebreos 12 nos dice: “despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia”. El peso de los pecados que nos asedian nos hundirá. Quizá es que pasamos demasiado tiempo lejos de nuestra familia para obtener ganancias en este mundo. A lo mejor es que vivimos en el placer, olvidando a los que no saben de dónde viene su próxima comida. Cualquier cosa que pongamos antes que el servicio del Señor puede sobrecargarnos cuando Jesús venga de nuevo.

¡Si enfocamos nuestros corazones en Jesús y tenemos en cuenta lo que él ha hecho por nosotros, las cosas de este mundo no serán tan atractivas y ascenderemos con él en el gran y glorioso día!

-Freeman Miller,

Franklin, KY

_______________

El precio de un boleto al cielo es dar tu corazón y vida a Jesús.



[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



martes, 15 de marzo de 2011

“Las Calabazas son Calabazas”

Toda injusticia es pecado.

I Juan 5.17


Conozco a un hombre que por muchos años creyó que había diferentes niveles de pecado. Él opinaba que había pecados grandes, los cuales el Señor aborrece, y pecados pequeños de los cuales él sentía que el Señor se haría el de la vista gorda.

Un día, mientras viajaba por una región donde se encontraban plantaciones de hortalizas, el Señor le trajo a este hombre la convicción de que el pecado es pecado. Mientras él conducía, pasó un campo que había sido sembrado de calabazas. Él observo que las enredaderas de la calabaza habían muerto, pero las calabazas como tal no habían sido cosechadas aún. Más adelante notó que las calabazas no cosechadas variaban grandemente en tamaño, desde las más pequeñas hasta las más grandes. En ese momento, le pasó por la mente una idea muy sencilla: a pesar de sus variaciones obvias, todas ellas continuaban siendo calabazas sin tener en cuenta el tamaño o la variedad. El Señor le aclaró a este hombre que pecado es pecado, sin reparar en si el hombre lo considera “grande” o “pequeño”, “grave” o “inocuo”’.

¡No importa qué paliativo podamos seleccionar, en los ojos del Señor, el pecado es pecado! No podrá ni será perdonado hasta que dicho pecado sea confesado y abandonado. ¡No te engañes! Dios no se hará el de la vista gorda con el pecado.

II Corintios 13.5 nos instruye: “Examinaos a vosotros mismos”. Si al examinarnos franca y honestamente encontramos que estamos fallando, confesemos y abandonemos nuestros pecados.

¡Oh, cuánta paz recibimos cuando él quien es “fiel y justo” escuche nuestra oración sincera, nos perdone y nos limpie de toda maldad!

-Peter McGrath,

Victoria, Australia

_______________

¡Oh, el gozo del pecado perdonado!


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



martes, 22 de febrero de 2011

“Amigos”

E hicieron alianza Jonatán y David, porque él

le amaba como a sí mismo.

I Samuel 18.3


¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a darle gracias a Dios por aquellas personas especiales en tu vida a quienes llamas amigos: un hermano carnal, un hermano o hermana en Cristo o tu cónyuge? ¿Qué es lo que los separa de los demás y los hace a ellos especiales para ti?

Jonatán y David eran verdaderos amigos. Dos jóvenes prometedores que seguían caminos que les llevarían a un conflicto por el trono. Jonatán era el heredero legítimo del trono después de su padre Saúl; y David había sido ungido por Dios para sustituir al rey. Ellos tenían todo que perder por ser amigos, ya que sólo uno de los dos podía reinar.

Ellos hubieran podido sospechar y sentir celos el uno por el otro. Hubieran podido incluso conspirar para destruirse el uno al otro a fin de obtener el trono; sin embargo, no lo hicieron. Ninguno de los jóvenes tuvo interés en promoverse a sí mismo. Jonatán arriesgo su vida varias veces para ayudar a David, a pesar de la advertencia de su padre de que su trono jamás seria establecido mientras David viviera (véase I Samuel 20.31). Y David arriesgó su vida muchas veces peleando contra los filisteos, para ayudar a que Saúl y Jonatán establecieran su reino.

De esto se trata la amistad: preocuparse ante todo por el bienestar del otro, sin reparar en el costo a mí mismo. Esto es amor.

-Melvin Troyer,

Leitchfield, KY

_______________

Un hombre salió en busca de amigos y no pudo encontrar

ninguno. Otro hombre salió a ser amigo y encontró a muchos.



[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



miércoles, 16 de febrero de 2011

“Una Fe de Niño”

Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia.

Romanos 4.3


Al pensar en mi vida pasada, yo recuerdo momentos en que las montañas parecían tan altas e imposibles de cruzar, de manera que se las entregué a Dios y, en cuestión de tiempo, las quitó de mi camino. Jesús dijo en Mateo que si tenemos incluso la más mínima cantidad de fe seríamos capaces de quitar montañas.

Dios le dijo a Abraham que él tenía que tomar a su hijo, su único hijo Isaac, e ir a un lugar que él le mostraría para que se lo ofreciese en sacrificio. Abraham pudo haber pensado para sí mismo, ¿Cómo puede ser posible esto, e cómo podrá Dios alguna vez cumplir su promesa de que mi simiente sea como las arenas del mar?

Abraham no cuestionó a Dios, sino que simplemente confió en él. Él tenía la fe de que incluso si ofrecía a Isaac Dios lo resucitaría. Esta fue una verdadera prueba para Abraham y sin duda, él estuvo todo el tiempo tentado a simplemente renunciar a todo el proyecto. Sin embargo, él permaneció fiel y fue obediente hasta el final. Entonces Dios le dijo: “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único” (Génesis 22.12).

Jesús tomó a un niño y dijo: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18.3). Tenemos que tener una fe de niño en un gran Dios.

-Abner Overholt,

Auburn, KY

_______________

Cuando dices que una situación no tiene esperanza,

le das un portazo a Dios en su cara.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



viernes, 11 de febrero de 2011

“Estos Hombres han Estado con Jesús”


En Hechos 3, encontramos a Pedro y a Juan yendo al templo a adorar. Afuera, en la puerta del templo, se encontraba sentado un mendigo cojo de nacimiento. Este hombre nunca había caminado ni un paso en su vida. Cuando él vio a Pedro y a Juan, les pidió una limosna. Pedro le respondió, “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy” (Hechos 3:6). Pedro oró por el pordiosero, diciendo, “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (3:6). ¡En ese mismo instante, el hombre fue sanado! Lleno de felicidad, comenzó a correr en el templo, saltando y dando voces, “¡Jesús me sanó!”

Todos en el templo se maravillaron al ver esto porque reconocieron al hombre que había sido cojo. Pedro y Juan vieron que el pueblo concurría a ellos y comenzaron a predicar a Cristo. Miles se salvaron. Pero mientras Pedro y Juan predicaban, los gobernantes de la sinagoga “vinieron sobre ellos resentidos” (Hechos 4:1-2). Estos hombres importantes y poderosos les preguntaron a los discípulos, “¿Con qué potestad o en qué nombre habéis hecho vosotros esto?”(4:7). Pedro estaba lleno del Espíritu Santo. Él respondió a los gobernantes, “Su nombre es Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis hace tres semanas. Dios lo levantó de los muertos. Y ahora Él es el poder que sanó a este hombre. Nadie puede ser salvo por otro nombre. Vosotros estaréis perdidos si no invocáis el nombre de Cristo” (ver 4:10-12).

Los gobernadores se quedaron estupefactos. Las Escrituras dicen que “Se admiraban [de ellos]; y les reconocían que habían estado con Jesús” (4:13). La frase les reconocían viene de una palabra raíz que significa “conocido por una señal distintiva.”

¿Cuál era esta señal que distinguía a Pedro y a Juan? Era la presencia de Jesús. Ellos tenían la semejanza y Espíritu de Cristo mismo.

Aquellos que pasan tiempo con Jesús, no pueden cansarse de Él. Sus corazones continuamente claman para conocer mejor al Amo, para acercarse más a Él, para crecer en el conocimiento de sus caminos. Pablo declara, “A cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo” (Efesios 4:7; también ver Romanos 12:3). ¿Cuál es ésta medida de la cual habla Pablo? Significa una cantidad limitada. En otras palabras, todos hemos recibido cierta cantidad del conocimiento salvador de Cristo.

Algunos creyentes, ésta medida inicial es todo lo que desean. Quieren tener sólo lo suficiente de Jesús para escapar del juicio, para sentirse perdonados, para mantener una buena reputación, para soportar una hora de iglesia todos los domingos. Tales personas están en un “modo de mantenimiento”. Y le dan a Jesús sólo lo más mínimo.

Pablo deseaba lo siguiente para cada creyente: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas, a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos…hasta que todos lleguemos…al conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que…emplean con astucia las artimañas del error; sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:11-15).

Pablo estaba diciendo, “Dios ha dado estos dones espirituales para que vosotros seáis llenados con el Espíritu de Cristo. Esto es crucial, porque engañadores vendrán para robaros vuestra fe. Si vosotros estáis arraigados en Cristo y madurando en Él, ninguna doctrina engañadora os hará extraviar. Pero la única manera de crecer en tal madurez, es querer más de Jesús.”

-David Wilkerson


_______________

[From: David Wilkerson Today]



“El Camino de Dios”

Encomienda á Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.

Salmo 37.5


Un par de jóvenes estaban conduciendo un tractor a la casa de un amigo para ayudarle con un trabajo. Ya a punto de llegar, el tractor se salió del camino, se volcó y el chofer murió.

Mi sobrina era una joven normal y saludable, hasta que un día se descubrió que tenía cáncer. Los próximos dos años de su vida estuvieron llenos de dolor y hospitalizaciones.

Nosotros hacemos proyectos para el futuro y planificamos nuestras vidas; sin embargo, las cosas se presentan inesperadamente. ¡Surgen calamidades, enfermedades, fracasos y decepciones, frustrando nuestros sueños y esperanzas!

Entonces nos preguntamos por qué suceden estas cosas. A veces, incluso podemos ser tentados a preguntarnos si Dios está siendo justo.

Dios es el Maestro Diseñador. Él ve el futuro, mientras que nosotros sólo vemos el presente. Nuestras vidas serán útiles sólo si las sometemos al plan de Dios. Aunque no comprendamos las razones que explican todo lo que Dios permite en nuestras vidas, tenemos la seguridad que, algún día, todas serán evidentes.

-Luke Schwartz,

Sparta, TN

_______________

El hombre ve el presente. Dios ve el futuro.



[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]


jueves, 27 de enero de 2011

“¿Habrá Alguien a Quien No Puedo Perdonar?”

Pero yo os digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen,

haced bien á los que os aborrecen, y orad por los que

os ultrajan y os persiguen;.

Mateo 5.44


Un soldado turco había golpeado a un prisionero cristiano hasta dejarlo medio consciente. Mientras le daba otra patada, el soldado exigió: “Qué puede hacer tu Jesús por ti ahora?” El cristiano respondió tranquilamente: “Él puede darme fortaleza para perdonarte”.

Cuando Cristo estaba en la cruz, él respondió a los insultos y burlas de los sanguinarios que le escupían, diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

¿Cuál es nuestra respuesta cuando alguien nos maltrata? ¿Acaso amamos hasta el punto que Cristo nos manda en Juan 15.12-13, como el nos ha amado? ¿Acaso oramos por aquellos que nos tratan con desdén? Jesús oro por sus acusadores, los amó y los perdonó.

Tenemos que perdonar a los demás si deseamos ser perdonados. Como Jesús dice en Mateo 6.15: “Mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”. “Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano” (1 Juan 4.21).

-Kevin Miller,

Auburn, KY

_______________

Si sufres a consecuencia de la injusticia de un hombre malo,

perdónalo; para que no haya dos hombres malos.



[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



miércoles, 12 de enero de 2011

“¿Cómo te hallará Jesús?”

Pero cuando el Hijo del hombre viniere,

¿hallará fe en la tierra?.

Lucas 18.8


Había un hombre que era apasionadamente aficionado al color amarillo. Las paredes y el techo de su habitación estaban pintados de amarillo. Toda la alfombra de su casa era amarilla. Las sábanas, el cubrecama y hasta su pijama eran amarillos.

Un día, el pobre hombre amaneció enfermo con ictericia (enfermedad caracterizada por la coloración amarilla de la piel). Su esposa mandó llamar al médico y esperó afuera de la habitación hasta que el médico hubo de examinar a su esposo. Al instante, el médico salió de la habitación un tanto desconcertado.

-¿Cómo está él? – preguntó la esposa-.

-No sé – respondió el médico -, no puedo encontrarlo.

A menudo hay tan poca diferencia entre los que profesan ser “cristianos” y los que no lo son que uno casi no puede distinguirlos. Su estilo de vida armoniza tan bien con el ambiente secular que resulta difícil encontrarlos.

¿Qué desea hallar Jesús en la vida de sus hijos cuando regrese: riqueza, fama, popularidad?

Jesús preguntó: “¿Hallaré fe?” ¿Hallará en ti una fe que ha cambiado tu vida; una fe que te haya separado del mundo y su sistema; una fe que venza al mundo, a los deseos de los ojos y a la vanagloria de la vida?

¿Encontrará Jesús tu fe cuando regrese a la tierra?

-Mervin Graber,

Auburn, KY

_______________

La fe que te salvará es una fe que te cambiará.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]


sábado, 8 de enero de 2011

“Libres para Siempre”

Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.

Juan 8.32


El Presidente Lincoln escribió la Proclamación de la Emancipación, la cual entró en vigor en enero de 1863. La misma declaraba “libres para siempre” a todos los residentes de los Estados Unidos; sin embargo, muchos esclavos permanecieron con sus amos, incluso después de concluida la guerra de secesión.

Muchos cristianos, como aquellos esclavos, escogen ignorar o no saben cómo apropiarse de la “libertad” ganada por la muerte de Cristo en la cruz y por su resurrección.

A continuación presentamos tres razones que explican por qué esto es así: 1) La ignorancia. Muchos cristianos desconocen la libertad que Cristo compró para ellos por medio de su obra redentora en la cruz; no se dan cuenta que los beneficios de la cruz están ahora disponibles para nosotros. Por lo tanto, no maduran en la gracia y el conocimiento de Jesucristo. 2) La inconveniencia es otra razón. Seguir a Cristo no siempre es una experiencia cómoda y sin problemas; es una vida de abnegación, disciplina, sacrificio y servicio. 3) El temor es otro obstáculo. Muchos cristianos le tienen temor al cambio. Tal como los esclavos emancipados, ellos temen aventurarse en el nuevo mundo.

La cruz de Cristo es nuestra Proclamación de Emancipación. Podemos, pues, ser libres de toda forma de esclavitud. Pero para ello tenemos que confiar en Cristo para la liberación. No tenemos que vivir como cautivos de nuestro pasado, de nuestras emociones o de nuestras circunstancias. ¡Gracias a Dios, podemos ser “libres para siempre”!

-Rudy Overholt,

Russellville, KY

_______________

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

-Juan 8.36


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]