"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

viernes, 31 de diciembre de 2010

“Las Bendiciones de la Obediencia”

Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios,

y el prestar atención que la grosura de los carneros.

I Samuel 15.22


Hace poco, uno de mis hijos estaba tratando de instalar un eje en una maquina, lo cual es una tarea bastante difícil. Cuando fui a donde él estaba, le dije que mejor lo hiciera yo. Ahora, yo sé que la determinación es buena, pero la obediencia es muchísimo mejor. De todos modos, el prosiguió conectando el eje. De repente escuché un grito y vi que él sostenía su dedo herido y adolorido. Cuando las cosas se calmaron, dije: “Eso es lo que se llama obediencia tardía con resultados inmediatos”.

Dios no siempre castiga la desobediencia al instante, ni tampoco siempre hay cosecha en octubre. Hay muchas personas que han desobedecido en su juventud y luego han tenido que recoger amarga cosecha en el futuro.

A veces, las generaciones futuras han tenido que sufrir porque alguien no aprendió la virtud de la obediencia. Por ejemplo, Balaam desobedeció y, años más tarde, perdió su vida. Por causa de su consejo, los israelitas pecaron y 24.000 almas murieron.

Saúl desobedeció al no destruir a los amalecitas y a Agag, rey de Amalec. Él perdió su posición como rey. Años más tarde, los judíos casi fueron extinguidos por Amán, uno de los descendientes de Agag. Pero la reina Ester había aprendido a obedecer desde su niñez (Ester 2.20) y, por causa de su obediencia, Dios la honró, usándola para salvar la nación judía de la destrucción.

“Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios”. Y es así. ¡La obediencia de un niño vale mucho más que regalos caros y muchas tarjetas de parte de un hijo desobediente!

-Stephen Miller,

Loyal, WI

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Él es mejor guía quien primero aprendió a seguir.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



martes, 28 de diciembre de 2010

“Cuidado Con La Envidia”

Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente;

porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.

Hebreos 13.5


Envidia es “tener un disgusto por la condición favorable de otro y, a la vez, tener el deseo de poseer la misma condición”.

La envidia hizo que Caín se enojara y matara a Abel, su hermano, porque Dios aceptó el sacrificio de Abel y rechazó el de Caín. Cuando José les contó sus sueños a sus hermanos, ellos le tuvieron envidia. Después lo vendieron a los ismaelitas para deshacerse de él. La Biblia nos dice que fue la envidia que hizo que los judíos prendieran a Jesús y lo llevaran a Pilato. Al contrario, Jonatán, el hijo del rey Saúl, amó a David de manera desinteresada. Él renunció a todos los derechos al trono por amor a David su amigo. Él hasta puso su vida en peligro con tal de proteger a quien sería rey en su lugar.

El contentamiento es lo opuesto de la envidia, los celos y la codicia. El contentamiento es una virtud que, junto con la misericordia, produce gran ganancia (I Timoteo 6.6). Estar contento es estar satisfecho con lo que tenemos, aunque los otros tengan más. Significa que obramos con las habilidades que Dios nos ha dado en lugar de anhelar el don de otro. Cuando amamos a los demás, nos regocijamos al verlos prosperar, aunque nos lleven ventaja. En el amor no existe la envidia (I Corintios 13.4).

Que podamos, por la gracia de Dios, mantener nuestros corazones libres de toda envidia. Alegrémonos con lo que Dios nos ha concedido en esta vida y sirvamos al Señor de todo corazón con lo que él nos ha dado.

-John Glick,

Gap, PA

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La envidia es una enfermedad que sólo

la gratitud puede sanar.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]




viernes, 24 de diciembre de 2010

“El Pecado es una Enfermedad Terrible”

Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena:

de los cuales es Himeneo y Fileto.

II Timoteo 2.17


El otoño pasado yo me sentía cansado y necesitaba dormir más que lo normal. Yo ignoraba que había una enfermedad terrible que efectuaba su obra mortífera en mi cuerpo. Las células mortíferas del cáncer se estaban multiplicando a creces, formando un tumor y robándole a mi sangre las células sanguíneas rojas tan vigorizantes. En poco, me puse débil y anémico. Para enero, cuando descubrimos el cáncer, ya estaba progresando con gran rapidez. A menos que se tomaran medidas drásticas, la muerte sobrevendría, tal vez en pocos meses. Fui sometido a seis mese de quimioterapia. El informe del doctor indica que el cáncer ha quedado desarraigado.

Esta rápida propagación mortal ilustra un peligro espiritual que todos enfrentamos. Si permitimos que el pecado se multiplique en nuestras vidas, seguirá creciendo y nos debilitará espiritualmente. Podría comenzar como un inocente pecadillo: la falta de perdón, el enojo, la amargura o el amor a las cosas de este mundo. A menos que el pecado sea tratado, se convertirá en algo que necesita de medicamentos fuertes o nos causara la muerte espiritual segura.

Lo único que puede librarnos de la muerte espiritual es el arrepentimiento y la sangre de Jesucristo. Como el cáncer, mientras más permitimos que el pecado progrese en nuestras vidas, más dolor y sufrimiento se necesitará para nuestra sanidad. Pero, gracias a Dios! La sanidad es posible por medio de nuestro Señor Jesucristo.

-Paul Jantzi,

Milverton, Ontario

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El cáncer del pecado, a menos que sea tratado,

causará muerte segura.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



lunes, 20 de diciembre de 2010

“La Parábola de los Osos y los Mosquitos”

He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne;

¿habrá algo que sea difícil para mí?

Jeremías 32.27


Un hombre de Dios iba pasando por el bosque y, de repente, su caballo se ahuyento de un oso pardo, lanzando al hombre al suelo. Él oro fervientemente a Dios por liberación y, milagrosamente, él logró evadir el oso, montar su caballo y escaparse a toda velocidad.

En la noche, él se maravilló de la gracia de Dios que le había salvado la vida, y su corazón se llenó de gratitud. Mientras él meditaba, un mosquito logró infiltrarse en la cabaña. Después de haber dado una vuelta alrededor de la cabeza del hombre de Dios, se acercó para el aterrizaje. El hombre dio un golpe, pero falló. Otra vez el mosquito daba vueltas a su cabeza. El duelo duró horas. El hombre de Dios sufrió una noche terrible.

A la mañana siguiente, él se despertó con una disposición irritada y mal humorada. Y ahora, ¿que pasa? Luego se dio cuenta: para escapar del oso sabia que necesitaba de la ayuda divina, pero ¡pensaba que podía encargarse del pequeño mosquito por sí solo!

¡Con cuánta frecuencia cometemos el mismo error! ¡oh, sí, claro; sabemos que Dios dividió el Mar Rojo! Pero este pequeño problema que me fastidia…yo lo resuelvo. Salmo 37:1, dice: “No te impacientes”. La mayoría de nuestros problemas no incluyen grandes osos, sino mas bien, pequeños y molestos mosquitos. ¡Y cuán bien pueden ellos extraer la savia de nuestra vitalidad espiritual y dejarnos irritados e incómodos! Pero no olvides la pregunta de Dios en el versículo clave de hoy: “¿Habrá algo que sea difícil para mí?”

-Rudy Overholt,

Auburn, KY

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Dios es nuestro auxilio en las triculaciones;

si te preocupas, enfrentas la dificultad solo.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



viernes, 17 de diciembre de 2010

“Purifícame, Señor”

He aquí te he purificado, y no como á plata;

te he escogido en horno de aflicción.

Isaías 48.10


Era un hermoso domingo por la mañana. En esta mañana, cierta hermana joven (a la cual llamaremos Ana) sentía la necesidad de ser refinada. Ella le llevo la petición a su Padre celestial diciendo: “Señor, purifícame”. En esta misma mañana, la familia de Ana llevó un galón de leche – en una jarra de vidrio – a la iglesia para dárselo a una de las otras familias. Durante el culto, mantendrían la leche en el refrigerador. Mientras iba cruzando por uno de los pasillos del auditorio principal, ella sufrió un accidente. ¡Paf! ¡Pum! Se rompió el vidrio y la leche se derramó. Rápidamente, un hermano la asistió con un trapeador y una hermana trajo algunas toallas. Los otros hermanos colaboraron con la limpieza e, en poco, limpiaron la suciedad, aliviando grandemente el desaliento de la pobre hermana Ana.

Poco después, Ana compartió como Dios había contestado su petición. Esta experiencia tan desagradable fue la manera que Dios usó para humillarla y, a la vez, refinar su corazón. La actitud de Ana ante esa bendición tan desagradable no sólo la ayudó a purificar su corazón sino que también fue una bendición para otros. La gente nos está observando. Que nuestra actitud ante las bendiciones desagradables bendiga sus corazones mientras permitimos que dichas bendiciones desagradables purifiquen nuestros corazones.

-John Dale Yoder,

Belvidere, TN

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Cada quien hará aquí en esta vida

una piedra de tropiezo o una pasadera.

-R.L. Sharp


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



domingo, 12 de diciembre de 2010

“A Tiempo”

Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del

sueño; porque ahora nos está más cerca nuestra

salvación que cuando creímos.

Romanos 13.11


El mejor regalo que puedo darle a cualquier persona es mi tiempo. Si te regalo dinero, en verdad te estoy regalando el tiempo requerido para ganar dicho dinero. Si te doy un regalo, te estoy danto el tiempo que se requirió para ganar el dinero con el que compré el regalo. La vida terrenal incluye el tiempo. Cuando alguien muere, nos sigue usando el tiempo que hubiera tenido disponible aquí en esta tierra. El tiempo que duré escribiendo esta meditación no se podrá usar en nada más.

Entonces, ¿qué haremos con el tiempo? Imagina que tuviera una cuenta bancaria que cada mañana recibiera $86.400,00. No se permite ningún sobregiro y, cada mañana, se cancela lo que haya quedado del día anterior en la cuenta. En tal caso, ¿qué harías? Lo sacarías y le darías buen uso. Pero con 86.400 segundos diarios, tenemos algo más valioso que el dinero. En verdad, ¡debemos darle buen uso a cada segundo! Cuando vemos que sólo nos queda poco tiempo para hacer algo, tendemos a desarrollar cierto sentido de urgencia. Cuando la cuenta bancaria tiene poco, de repente recordamos que debemos volver a trabajar. Así es con el tiempo. El salmista pensaba un tanto así cuando escribió Salmo 90.12: “Enséñanos de tal modo á contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”.

-Jerry Yoder,

Auburn, KY

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El tiempo es tan precioso que sólo se nos concede en

las fracciones más pequeñas posibles: un momentito a la vez.

-Proverbio irlandés


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



viernes, 10 de diciembre de 2010

“Regocijar o Reaccionar”

Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios

para con vosotros en Cristo Jesús.

1 Tesalonicenses 5.18


Se cuenta la historia de una aldea de pescadores y sus familias, ubicada junto al mar. Un día, todos los hombres y los jóvenes salieron de pesca. Todo iba muy bien para todos. Ya estaban muy lejos de la playa cuando vieron los nubarrones de tormenta formándose a la distancia hasta que, en poco, la tormenta se desparramó sobre ellos. Los pescadores se desorientaron y no tenían con qué pudieran guiarse. Ya el día estaba muy avanzado y las tinieblas comenzaron a cubrirlos.

En la aldea, tanto las mujeres como los niños estaban angustiadas. Todos fueron vez tras vez a la playa, esperando, observando, orando... a ver si habría alguna señal del regreso de los pescadores. Y para empeorar las cosas, en la aldea se incendió una casa. Ya que no había ningún hombre presente, todo se perdió; la casa se quemó completamente. Al día siguiente, los niños y las mujeres regresaron a paso lento a la playa a ver si aparecía señal alguna de los hombres. ¡Por fin los vieron! Cuando el bote llegó a la orilla, con todos sanos y salvos, hubo un feliz encuentro con alabanzas, acciones de gracias y lagrimas de gozo.

Sin embargo, hubo una mujer que recibió a su esposo con una mirada triste y le contó la desalentadora historia de la pérdida de la casa y todas sus posesiones por causa del incendio. La respuesta del marido fue: “¡Alabado sea el Señor! Fue la luz de ese fuego que nos guió de regreso a casa.” El pescador reconoció en seguida lo que muchas veces nos lleva tiempo entender: que Dios nos da bendiciones disfrazadas de “tragedias”. Por fe, debemos responder como él respondió: !Alabado sea el Señor! ¡El cambiará cada acontecimiento lamentable en algo muchísimo mejor!

-Kore Yoder,

Belleville, PA

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Anima a alguien hoy.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



miércoles, 8 de diciembre de 2010

“Obstáculos”

Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece,

no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.

Romanos 8.18


Esa mañana, el tiempo parecía estar perfecto. Mientras estaba sentado en mi escritorio, el sol logró penetrar su luz por entre las densas tinieblas. La neblina era tan opaca que únicamente los rayos solares podían traspasarla. Pero la hermosura de la mañana no estaba en la neblina ni en el sol, sino en los rayos solares que luchaban para penetrar los árboles y la neblina. Sin embargo, de no ser por dichos obstáculos, los rayos rolares no hubieran existido.

Nuestras vidas no se forman en tiempos de crisis. Las crisis sólo muestran lo que verdaderamente somos. Con frecuencia vemos vidas que muestran la hermosura de la santidad, vidas purificadas por los obstáculos.

¿Sabías que necesitas a aquellos que tanto te critican y ridiculizan? ¿De qué otra manera podrías desarrollar la paciencia, la mansedumbre, la ternura y el perdón si no fuera por los obstáculos? Cuando necesitamos paciencia, Dios nos manda situaciones en las que se requiere la paciencia.

Dios quiere formar la personalidad de Cristo en cada uno de nosotros. Y, si estamos dispuestos a soportar, eso es exactamente lo que el sufrimiento hará. El siervo no es mayor que su amo. Si Cristo sufrió, nosotros también debemos estar dispuestos a sufrir, como Hebreos 5.8 y 1 Pedro 4.1 nos indican. La próxima vez que encuentres obstáculos en tu camino, no te quejes, sino ¡da gracias a Dios por ellos y observa mientras los rayos del sol irrumpen por entre la neblina!

-Alvin Mast,

Millersburg, OH

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Gracias, Señor, por la noche, ya que en ella

Podemos contemplar las estrellas.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



lunes, 6 de diciembre de 2010

“El Crecimiento”

Antes siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas cosas

en aquel que es la cabeza, a saber, Cristo;

Efesios 4.15


Una dieta correcta y el ejercicio adecuado son dos factores necesarios para el desarrollo y el crecimiento. Necesitamos ambos, no sólo uno o el otro.

¿Cómo puede uno crecer y desarrollar espiritualmente? Requiere más que leer una meditación bíblica a diario. A la vez, un artículo inspirador, más una buena lectura de la palabra, podría ser una buena base para la dieta saludable del cristiano. ¡A diario debemos digerir la palabra de Dios! ¿De qué mas debemos alimentarnos? Filipenses 4.8 nos indica que debemos pensar en “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre”. También debemos pensar en lo que Dios ha hecho por nosotros personalmente.

¿Quieres mantenerte en buena salud espiritual? Practica lo que sabes. Sigue haciendo lo correcto, sin importar lo que suceda. Haz buen uso de tu dieta de la palabra de Dios. Usa toda la fuerza que recibas para ejercitar tu fe. El ejercicio es trabajo y mantener una dieta saludable y balanceada puede ser difícil; para ello se requiere sacrificio. Pero, a la vez, ¡vale la pena! Así podremos desarrollar una buena relación con Dios, tener una gran visión por los perdidos, recibir fuerza para hacer Su voluntad y crecer en Él.

Mientras comas y trabajes hoy, no te olvides de orar: ¡Gracias, Señor por haberme proveído de todo lo necesario para mi crecimiento y desarrollo espiritual. Ayúdame a seguir creciendo y creciendo en Ti, hasta que, en el tiempo de la gran cosecha, me lleves a Casa. Amén.”

-Michael Webb,

Grabill, IN

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Advertencia: ignorar la palabra de Dios

es dañino para la salud espiritual.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]



jueves, 2 de diciembre de 2010

“La Paz”

Estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz.

En el mundo tendréis aflicción: mas confiad, yo he vencido al mundo.

Eclesiastés 12.13-14

A dos artistas se les pidió que dibujaran un cuadro para ilustrar la paz. Un artista dibujo la escena de un calmado riachuelo que fluía por una pradera. Las ardillas gorjeaban desde el tronco de un gran roble de cuyas ramas las aves elevaban su canto. Las mariposas flotaban entre las fragantes flores silvestres junto al rio. El sol lanzaba sus suaves rayos sobre la vegetación y el follaje ya del todo mojado con las brillantes gotitas del reciente aguacero primaveral. ¡Eso sí que es la paz!

El otro artista pintó la escena de un águila calmada, anidada en las fuertes y pesadas ramas de un álamo, por encima de la hendidura de un precipicio rocoso. El fondo del precipicio estaba a cientos de metros abajo, en el cañón. Una gran tormenta se desencadenaba, dando con ímpetu contra la pared del cañón. Los relámpagos lanzaban sus rayos de luz, los truenos rugían. Las pesadas gotas de lluvia inundaban la tierra, mientras que el apresurado arroyo caía de las alturas. ¡Eso sí que es la paz!

Pero, ¿Cuál de los dos realmente es la paz? Ah, quisiéramos decir que es la escena de la calmada pradera. A veces, tal es nuestra experiencia. Pero, con frecuencia, debemos vivir en la batalla de la vida y enfrentar las tormentas que, a menudo, casi nos agobian. No sabemos del todo en qué terminará este día. Tal vez la mañana comenzará clara y resplandeciente. Y mientras el día avanza, puede que las nubes se obscurezcan y la tormenta nos sorprenda con su furioso soplo. Entonces podremos estar seguros, al igual que el águila sentada junto al precipicio, porque Jesús, nuestra Roca, es un buen refugio. ¡Eso sí que es la paz!

-James Yoder,

Lewisburg, PA

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En el rugir de la tormenta, ¡sea la paz!

[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]