"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

lunes, 20 de diciembre de 2010

“La Parábola de los Osos y los Mosquitos”

He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne;

¿habrá algo que sea difícil para mí?

Jeremías 32.27


Un hombre de Dios iba pasando por el bosque y, de repente, su caballo se ahuyento de un oso pardo, lanzando al hombre al suelo. Él oro fervientemente a Dios por liberación y, milagrosamente, él logró evadir el oso, montar su caballo y escaparse a toda velocidad.

En la noche, él se maravilló de la gracia de Dios que le había salvado la vida, y su corazón se llenó de gratitud. Mientras él meditaba, un mosquito logró infiltrarse en la cabaña. Después de haber dado una vuelta alrededor de la cabeza del hombre de Dios, se acercó para el aterrizaje. El hombre dio un golpe, pero falló. Otra vez el mosquito daba vueltas a su cabeza. El duelo duró horas. El hombre de Dios sufrió una noche terrible.

A la mañana siguiente, él se despertó con una disposición irritada y mal humorada. Y ahora, ¿que pasa? Luego se dio cuenta: para escapar del oso sabia que necesitaba de la ayuda divina, pero ¡pensaba que podía encargarse del pequeño mosquito por sí solo!

¡Con cuánta frecuencia cometemos el mismo error! ¡oh, sí, claro; sabemos que Dios dividió el Mar Rojo! Pero este pequeño problema que me fastidia…yo lo resuelvo. Salmo 37:1, dice: “No te impacientes”. La mayoría de nuestros problemas no incluyen grandes osos, sino mas bien, pequeños y molestos mosquitos. ¡Y cuán bien pueden ellos extraer la savia de nuestra vitalidad espiritual y dejarnos irritados e incómodos! Pero no olvides la pregunta de Dios en el versículo clave de hoy: “¿Habrá algo que sea difícil para mí?”

-Rudy Overholt,

Auburn, KY

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Dios es nuestro auxilio en las triculaciones;

si te preocupas, enfrentas la dificultad solo.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]