"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

martes, 28 de diciembre de 2010

“Cuidado Con La Envidia”

Sean las costumbres vuestras sin avaricia; contentos de lo presente;

porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.

Hebreos 13.5


Envidia es “tener un disgusto por la condición favorable de otro y, a la vez, tener el deseo de poseer la misma condición”.

La envidia hizo que Caín se enojara y matara a Abel, su hermano, porque Dios aceptó el sacrificio de Abel y rechazó el de Caín. Cuando José les contó sus sueños a sus hermanos, ellos le tuvieron envidia. Después lo vendieron a los ismaelitas para deshacerse de él. La Biblia nos dice que fue la envidia que hizo que los judíos prendieran a Jesús y lo llevaran a Pilato. Al contrario, Jonatán, el hijo del rey Saúl, amó a David de manera desinteresada. Él renunció a todos los derechos al trono por amor a David su amigo. Él hasta puso su vida en peligro con tal de proteger a quien sería rey en su lugar.

El contentamiento es lo opuesto de la envidia, los celos y la codicia. El contentamiento es una virtud que, junto con la misericordia, produce gran ganancia (I Timoteo 6.6). Estar contento es estar satisfecho con lo que tenemos, aunque los otros tengan más. Significa que obramos con las habilidades que Dios nos ha dado en lugar de anhelar el don de otro. Cuando amamos a los demás, nos regocijamos al verlos prosperar, aunque nos lleven ventaja. En el amor no existe la envidia (I Corintios 13.4).

Que podamos, por la gracia de Dios, mantener nuestros corazones libres de toda envidia. Alegrémonos con lo que Dios nos ha concedido en esta vida y sirvamos al Señor de todo corazón con lo que él nos ha dado.

-John Glick,

Gap, PA

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La envidia es una enfermedad que sólo

la gratitud puede sanar.


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]