"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

sábado, 8 de enero de 2011

“Libres para Siempre”

Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.

Juan 8.32


El Presidente Lincoln escribió la Proclamación de la Emancipación, la cual entró en vigor en enero de 1863. La misma declaraba “libres para siempre” a todos los residentes de los Estados Unidos; sin embargo, muchos esclavos permanecieron con sus amos, incluso después de concluida la guerra de secesión.

Muchos cristianos, como aquellos esclavos, escogen ignorar o no saben cómo apropiarse de la “libertad” ganada por la muerte de Cristo en la cruz y por su resurrección.

A continuación presentamos tres razones que explican por qué esto es así: 1) La ignorancia. Muchos cristianos desconocen la libertad que Cristo compró para ellos por medio de su obra redentora en la cruz; no se dan cuenta que los beneficios de la cruz están ahora disponibles para nosotros. Por lo tanto, no maduran en la gracia y el conocimiento de Jesucristo. 2) La inconveniencia es otra razón. Seguir a Cristo no siempre es una experiencia cómoda y sin problemas; es una vida de abnegación, disciplina, sacrificio y servicio. 3) El temor es otro obstáculo. Muchos cristianos le tienen temor al cambio. Tal como los esclavos emancipados, ellos temen aventurarse en el nuevo mundo.

La cruz de Cristo es nuestra Proclamación de Emancipación. Podemos, pues, ser libres de toda forma de esclavitud. Pero para ello tenemos que confiar en Cristo para la liberación. No tenemos que vivir como cautivos de nuestro pasado, de nuestras emociones o de nuestras circunstancias. ¡Gracias a Dios, podemos ser “libres para siempre”!

-Rudy Overholt,

Russellville, KY

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Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

-Juan 8.36


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]