"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

martes, 15 de marzo de 2011

“Las Calabazas son Calabazas”

Toda injusticia es pecado.

I Juan 5.17


Conozco a un hombre que por muchos años creyó que había diferentes niveles de pecado. Él opinaba que había pecados grandes, los cuales el Señor aborrece, y pecados pequeños de los cuales él sentía que el Señor se haría el de la vista gorda.

Un día, mientras viajaba por una región donde se encontraban plantaciones de hortalizas, el Señor le trajo a este hombre la convicción de que el pecado es pecado. Mientras él conducía, pasó un campo que había sido sembrado de calabazas. Él observo que las enredaderas de la calabaza habían muerto, pero las calabazas como tal no habían sido cosechadas aún. Más adelante notó que las calabazas no cosechadas variaban grandemente en tamaño, desde las más pequeñas hasta las más grandes. En ese momento, le pasó por la mente una idea muy sencilla: a pesar de sus variaciones obvias, todas ellas continuaban siendo calabazas sin tener en cuenta el tamaño o la variedad. El Señor le aclaró a este hombre que pecado es pecado, sin reparar en si el hombre lo considera “grande” o “pequeño”, “grave” o “inocuo”’.

¡No importa qué paliativo podamos seleccionar, en los ojos del Señor, el pecado es pecado! No podrá ni será perdonado hasta que dicho pecado sea confesado y abandonado. ¡No te engañes! Dios no se hará el de la vista gorda con el pecado.

II Corintios 13.5 nos instruye: “Examinaos a vosotros mismos”. Si al examinarnos franca y honestamente encontramos que estamos fallando, confesemos y abandonemos nuestros pecados.

¡Oh, cuánta paz recibimos cuando él quien es “fiel y justo” escuche nuestra oración sincera, nos perdone y nos limpie de toda maldad!

-Peter McGrath,

Victoria, Australia

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¡Oh, el gozo del pecado perdonado!


[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]