"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

martes, 22 de febrero de 2011

“Amigos”

E hicieron alianza Jonatán y David, porque él

le amaba como a sí mismo.

I Samuel 18.3


¿Cuándo fue la última vez que te detuviste a darle gracias a Dios por aquellas personas especiales en tu vida a quienes llamas amigos: un hermano carnal, un hermano o hermana en Cristo o tu cónyuge? ¿Qué es lo que los separa de los demás y los hace a ellos especiales para ti?

Jonatán y David eran verdaderos amigos. Dos jóvenes prometedores que seguían caminos que les llevarían a un conflicto por el trono. Jonatán era el heredero legítimo del trono después de su padre Saúl; y David había sido ungido por Dios para sustituir al rey. Ellos tenían todo que perder por ser amigos, ya que sólo uno de los dos podía reinar.

Ellos hubieran podido sospechar y sentir celos el uno por el otro. Hubieran podido incluso conspirar para destruirse el uno al otro a fin de obtener el trono; sin embargo, no lo hicieron. Ninguno de los jóvenes tuvo interés en promoverse a sí mismo. Jonatán arriesgo su vida varias veces para ayudar a David, a pesar de la advertencia de su padre de que su trono jamás seria establecido mientras David viviera (véase I Samuel 20.31). Y David arriesgó su vida muchas veces peleando contra los filisteos, para ayudar a que Saúl y Jonatán establecieran su reino.

De esto se trata la amistad: preocuparse ante todo por el bienestar del otro, sin reparar en el costo a mí mismo. Esto es amor.

-Melvin Troyer,

Leitchfield, KY

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Un hombre salió en busca de amigos y no pudo encontrar

ninguno. Otro hombre salió a ser amigo y encontró a muchos.



[Del Libro: Junto a Aguas de Reposo]