"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

domingo, 25 de julio de 2010

"CONFIANZAS FALSAS"

Hno. Jose Ordoñez


Hoy quiero que meditemos a la luz del libro de Isaías, acerca de que a pesar que el hombre sabe que hay una sola respuesta, que es Jesucristo , como es que nosotros, como cristianos muchas veces buscamos nuestras propias respuestas, aun sabiendo que Cristo anhela ser todo en todo en nuestras vidas, y que Él quiere que pongamos nuestra confianza en El, más aun así, nosotros nos ingeniamos muchas otras confianzas falsas.

Isa.1:29 “Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis.”

Esto nos habla acerca de árboles, acerca de huertos donde nosotros podemos cultivar y cosechar, y de lo cual podemos depender para nuestro sostén…

Isa. 5:8, 11-12 “¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis vosotros solos en medio de la tierra? ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende! Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la obra de sus manos.”

Este pasaje está describiendo aquí a un pueblo enriquecido y acomodado, un pueblo que está muy cómodo, tan cómodo que hace fiesta constante y se alegra todo el tiempo. Esto no significa que nos oponemos a tener celebraciones y a ser cristianos alegres y felices, pero aquí está describiendo una vida entregada a disfrutar de los goces de este mundo, sin límites, y quiero decirles, que muchas veces, con la prosperidad y abundancia, las restricciones de nuestro corazón son derribadas. Ya no hayamos ni en que divertirnos, ni en que gastar todo lo que tenemos.

¿Esta nuestro corazón confiando en la prosperidad? Cuidado, la falsa confianza de la prosperidad que Dios mismo nos permitió alcanzar, puede llegar a ser dañino para nuestros corazones. Dios mismo es quien nos hace prósperos y nos da la capacidad de ser fructíferos, pero cuidado, ¿en donde estará apoyado nuestro corazón?

¡No pongamos nuestro corazón en las riquezas, ya que esa es una falsa confianza!

Isa. 44:9-11 “Los formadores de imágenes de talla, todos ellos son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil; y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los ídolos no ven ni entienden. ¿Quién formó un dios, o quién fundió una imagen que para nada es de provecho? He aquí que todos los suyos serán avergonzados, porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos se juntarán, se presentarán, se asombrarán, y serán avergonzados a una.”

Espero que ustedes no tengan la idea errónea que yo tuve de joven, que nosotros los cristianos estamos exentos de este pasaje, porque es cierto, no tenemos problemas con la idolatría física, acerca de adorar a ídolos e imágenes; pero ¿qué sucede con la idolatría en el corazón? ¿Qué pasa con toda cosa o persona que toma un lugar predominante en nuestros corazones? Es cierto, no nos inclinamos ante imágenes de talla, pero esos ídolos en nuestros corazones, los reverenciamos.

¡Dios mismo se encargara de tratar con nuestros corazones, y con los ídolos que hay en él!

Isa. 30:1-3, 31:1 “¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto. Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión. ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová!”

Esta es otra confianza falsa y abominable a Dios, que tenemos nosotros los cristianos. Por increíble que parezca, nuestro corazón y nuestros ojos, aun codician y miran con envidia todo lo que Egipto considera admirable. Por ejemplo, si Egipto dice que la única forma de avanzar en la vida, es teniendo títulos universitarios, allí van los cristianos en pos de ídolos universitarios, creyendo que esa es la herramienta para sobresalir, recibiendo consejo de Egipto y no de Dios.

Isa. 30:15 “Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis.”

Dios nos ofrece paz y reposo, si ponemos nuestra absoluta confianza en El, pero muchas veces no aceptamos, y nos volvemos a Egipto.

Isa. 30:16 “…sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto, vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por tanto, serán veloces vuestros perseguidores.”

Este es un corazón que se atreve a decirle cara a cara a Dios: “Dios, tu camino no me interesa, pero si los caballos y en la fuerza de Egipto.” Lo que Egipto busca, es tomar control de las mentes y corazones, para formar su patrón en las vidas. Muchas personas, a costo de almas eternas, han descendido a Egipto por ayuda, pero perdiendo la eternidad con Dios. Confiar en Egipto, y perder el alma no es un juego.

Isa. 28:14-15 “Por tanto, varones burladores que gobernáis a este pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra de Jehová. Por cuanto habéis dicho: Pacto tenemos hecho con la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos.”

Aquí vemos algo aún más profundo, algo más horrendo. Aquí vemos algo que abiertamente está renunciando a caminar con el Señor. Es una declaración, una afirmación acerca de no seguir más a Dios, sino a la muerte, creyendo que de esa manera se lograra sobrevivir. Dios dejo este pasaje en la Biblia, porque sabe que el corazón de Su pueblo es capaz de hacer y de tomar este tipo de decisión. No consideremos que somos mejores que el pueblo de Dios en esa época, sino debemos considerar que somos igualmente capaces de llegar a ese extremo.

Isa. 36:1-4, 6-7 “Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador. Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas? Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de que tú hablas, no son más que palabras vacías. Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles contra mí? He aquí que confías en este báculo de caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare, se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es Faraón rey de Egipto para con todos los que en él confían. Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos; ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis?”

Este pasaje aparece en 2 de Reyes y 2 de Crónicas, y en cada uno de esos libros, se dedican varios versículos, y esto me hace pensar que Dios quiere darle bastante énfasis. En este pasaje, el asirio está atacando la confianza del pueblo de Dios, diciéndoles que si buscaban ayuda en Egipto, no serviría de nada, porque ellos ya los habían derrotado, y si buscaban a Dios, tampoco serviría de nada.

Isa. 37:1, 14-20 “Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la casa de Jehová. Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores, y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y las extendió delante de Jehová. Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron todas las tierras y sus comarcas, y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los destruyeron. Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú eres Jehová.”

Cuando ya todas las confianzas falsas estaban agotadas, Ezequías finalmente acudió a Dios. El rey Ezequías es un ejemplo de cada uno de nosotros, que conociendo cual es la única respuesta, y habiendo experimentado la salvación milagrosa de Dios, no acudimos a Él en primera instancia, sino que todo lo contrario, lo dejamos como última opción.

Isa. 38:1-3 “En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro.”

Yo le llamo a esto: confianza en nuestras propias justicias. Lo que Dios esperaba de Ezequías en este pasaje, era una aceptación de Su palabra, pero al contrario, encontramos a Ezequías poniendo su confianza en otras cosas, no en la voluntad perfecta de Dios. De este punto en adelante, todo lo que vemos en los últimos 15 años de vida de este rey, son cosas nefastas y desagradables.

Como cristianos, no podemos confiar en nuestra fidelidad al Señor, no podemos considerar que el hecho de dedicar nuestras vidas al Señor, hace que el Señor sea nuestro deudor. Si algo bueno ha sido producido a través de nuestras vidas, no es fruto propio, es Cristo quien lo ha hecho, y debemos reconocer que si el Señor decidiera apartar Su gracia de nuestras vidas, llegaríamos a ser el más vil de todos los pecadores. Sin la gracia de Dios, nada somos.

La actitud de Ezequías, al confiar en sus propias justicias, refleja la actitud que hay en cada corazón humano. ¡Ay de nosotros si confiamos en nuestras propias justicias! ¡Ay de nosotros si somos tan ciegos que no podemos ver la condición de nuestro propio corazón!

Isa.50:10 “¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios.”

Aquí empezamos a ver la respuesta de Dios. Lo único que debemos hacer si nos falta entendimiento, es confiar en Él.

Isa. 50:11 “He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados.”

Pero si rechazamos el confiar en Dios, este será nuestro final. ¿Necesitamos algo más claro que lo que dice este pasaje para empezar a confiar en Dios? Si no lo hacemos, moriremos.

Isa. 57:13, 15 “Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte. Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.”

¿Quiénes son los únicos que reciben gracia? ¿Quiénes serán aquellos que recibirán el auxilio y socorro del Señor? Solo los humildes y quebrantados. Que este pasaje sirva para confrontar nuestros corazones, y nos haga abrir los ojos, sabiendo que esa es la única respuesta.

“Confía en ti mismo y serás decepcionado, confía en tus amigos y ellos morirán y te dejaran, confía en tu reputación, y alguien la destruirá, confía en tus riquezas y las perderás, mas confía en Dios y jamás serás defraudado aquí, ni en la eternidad.” D.L. Moody

Isa. 35:8 “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.”

Por torpes que seamos, podremos caminar con el Señor, porque no depende de nuestra inteligencia y capacidad. El Señor llama para que cada uno de nosotros nos humillemos, y Él nos garantiza, que si andamos en ese camino de santidad, no nos extraviaremos.

Lo único que debemos hacer es rendirnos y entregarnos al Señor. Rendir todo lo que somos a Sus propósitos, y El hará cosas grandiosas en nuestras vidas. No empujemos nuestras vidas por mas tiempo a las metas de Egipto, sino que entreguémonos al Señor, ya que lo único que importara al final, es cuanto nos hemos rendido al Altísimo y Sublime.


"Yo me rindo a El, yo me rindo a El, todo a Cristo yo me entrego, quiero serle fiel."