"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

domingo, 1 de agosto de 2010

"UN MENSAJE PARA JACOB"

Hno. Jose Ordoñez


Hoy continuaremos con el estudio de Isaías, y el mensaje que veremos hoy, no es un mensaje que se escuche muy seguido, aunque es totalmente bíblico. Veremos el mensaje de Dios para Jacob, según el libro de Isaías. En este libro, encontramos muchos mensajes de Dios para Jacob, Israel y Jesurún, que representan cada uno, una etapa distinta.

Isa. 14:1-3 “Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra; y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la familia de Jacob. Y los tomarán los pueblos, y los traerán a su lugar; y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas en la tierra de Jehová; y cautivarán a los que los cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron. Y en el día que Jehová te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir.”

Aquí está hablando acerca de Jacob y el momento en que está terminando su servidumbre, no se está refiriendo a la salida de Egipto. Habla acerca del fin de su temor a causa de la servidumbre.

Para entender esto, vayamos a:

Deut. 4:23-31 “Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso. Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Jehová. Y serviréis allí a dioses hechos de manos de hombres, de madera y piedra, que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen. Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma. Cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios, y oyeres su voz; porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del pacto que les juró a tus padres.”

Lo que leíamos en el pasaje anterior en Isaías, es el cumplimiento de esta exhortación dada por Dios a Israel, que si se olvidaban de Él, serian esparcidos entre las naciones, y que les iría mal, sería un tiempo duro para ellos, tiempo de temor y servidumbre. Eso fue justo lo que los judíos experimentaron, y aún siguen experimentando. Mas sin embargo, si aún allí se acordaban del Señor, El los sacaría a abundancia.

Este es el primer mensaje que quiero que entendamos: Dios tiene un llamado precioso para Jacob, y lo ama con todo su corazón, tanto que está dispuesto a disciplinarlo y a tratar con él.

Isa. 41:8-14 “Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo. Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los hallarás; serán como nada, y como cosa que no es, aquellos que te hacen la guerra. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo. No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel; yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu Redentor.”

Estos versos muchas veces son usados para platicas motivacionales, pero estas no son platicas motivacionales, ni para levantar el ánimo a Jacob. El mensaje que Dios nos está dando aquí, como Jacob, es que el propósito de Dios es algo glorioso para nuestras vidas, pero a pesar de eso, no debemos olvidar que somos gusanos, debemos recordar eso, aun en medio de las maravillas que Dios hará a través de nosotros.

Dios considera que Jacob necesita ese recordatorio, a pesar de que Él tiene cosas preciosas para Jacob.

“Moisés paso 40 años en el palacio de Faraón pensando que era alguien. Luego 40 años en el desierto aprendiendo que sin Dios no era nadie, luego 40 años más aprendiendo que un nadie tomado por Dios puede ser alguien.” D.L. Moody

Moisés en Egipto se había creído importante, sabía cuál era el llamamiento de Dios para su vida, por eso tomo en sus propias manos el cumplimiento de ese llamamiento, se constituyó el mismo como juez, pero luego Dios lo lleva al desierto, y después de esos 40 años, Moisés perdió la confianza en el mismo, y empezó a apoyarse en Dios, y por eso fue usado por 40 años más, siendo el brazo de Dios en esta tierra, haciendo maravillas.

Ese es el llamamiento que Dios tiene para nosotros, para Jacob.

Isa. 43:1-7 “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.”

Ese es el llamamiento de Dios para cada uno de nosotros, “Jacobes”, pero solamente con esta pequeña condición: Si Jacob se rinde a los tratos de Dios. Estas palabras son la verdad, son el corazón mismo de Dios para Jacob, pero Jacob, aquel que fue recogido de los confines de la tierra, debe rendirse a la mano poderosa del Señor.

Efe. 1:4-6, 11-12 “…según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado… En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.”

¿Cuál es el llamamiento para Jacob y todos sus hijos? Haber sido llamados por Dios, para alabanza Suya, para que nuestras vidas al final del tiempo en esta tierra, puedan decir que Dios se ha glorificado en cada uno de nosotros. Esto no es porque seamos buenos o importantes, sino porque Él se movió a misericordia, y por lo tanto, Dios es el único merecedor de la honra.

Hchs. 5:14-15 “Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.”

Dios tenía un llamamiento grande e impresionante para Pedro, al punto que solamente su sombra era necesaria para sanar a los enfermos, pero para que Pedro pudiera llegar a ese punto, tuvo que experimentar el fracaso, el fracaso terrible de cuando negó al Señor.

El fracaso hace algo en el corazón, que el éxito no puede hacer. Cuando se está en medio del fracaso, postrados y humillados, allí es cuando Dios puede empezar a usarnos.

Esta misma obra quiere hacer Dios en Jacob, llevarlo al punto del fracaso, para que luego al ser nuevamente levantado, no entre orgullo en su corazón, sino que siga reconociendo de donde ha sido sacado por el Señor, y que sigue siendo gusano.

Cuando Dios trae a nuestra memoria de donde fuimos sacados, viene a nuestra mente una realización de nuestra verdadera condición. ¡Señor, recuérdanos de donde nos has sacado!

¿Cómo puede Dios hacernos saber cuál sería nuestra condición verdadera? Pensar en nuestros familiares inconversos, nos da una pequeña muestra, ya que ellos tienen los mismos factores y circunstancias que nosotros, solo que con la diferencia que nosotros hemos sido salvos por la misericordia de Dios. Analizar esto, hace que la gratitud hacia Dios en nuestros corazones, crezca.

¿Para qué nos está llamando el Señor?

Isa. 44:1-3 “Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, a quien yo escogí. Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí. Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.”

Dios escoge a Jacob, al torcido, y esta es la promesa que Dios da a Jacob, si Jacob abraza los tratos de Dios, y si tiene presente quien es el que da la gracia, para pasar esos tratos.

2 Cor. 12:7 “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.”

Anteriormente, vimos que el Señor en la vida de Pedro permitió el fracaso, y ahora vemos que en la vida de Pablo permitió muchas obras de la cruz, para que no se exaltase, sino que se mantuviera humilde delante de Él.

Dios tiene para cada uno de nosotros, planes maravillosos, pero Dios quiere asegurarse de que cuando seamos usados, seamos humildes, por eso es que Dios al lado del llamamiento, pone el camino de la cruz, para que veamos de que es capaz la carne, y cuanto podemos equivocarnos.

Si existe orgullo hoy en nuestros corazones, entreguémonos hoy al Señor y pidámosle que nos examine y nos muestre nuestra condición y lo que realmente somos.

¡Señor, aquí está éste gusano de Jacob, no permitas que estropee tu llamado para mi vida!


“Yo proclamo tu nombre oh Señor, y declaro Tu majestad, con mis manos en alto, y mi boca alabando, te proclamo y te exalto Señor.”