"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

miércoles, 21 de julio de 2010

"EPÍSTOLA A LOS EFESIOS" I Parte

Hno. Juan Pablo Leonardo

Con la ayuda del Señor, empezaremos el curso de Efesios, y para iniciar, quiero que veamos algunas características:

La Ciudad:

La ciudad de Éfeso era una de las ciudades más grandes del imperio romano, era la ciudad principal de esta área, por eso quizá fue que Pablo paso allí durante 3 años, según lo dice Hechos 20:31.

Esta ciudad era muy idolatra, ya que el culto a Diana estaba muy arraigado. Compartir el evangelio en Éfeso era muy difícil, ya que habían muchos intereses particulares, y además de eso, porque la gente allí era muy instruida y muy culta.

El mover de Dios a través de Pablo en Éfeso, fue grande; la hechicería e idolatría, que estaban muy arraigadas en la ciudad, fueron casi erradicadas, aunque eso causo un motín que hizo que Pablo tuviera que salir de la ciudad.

La Iglesia:

Apo. 2:1-6 “Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.”

Este pasaje nos da una vislumbre de lo que era esta iglesia, era una iglesia diligente en su labor, eran creyentes que trabajaban duro y con paciencia, y que enfrentaban luchas tremendas contra los impíos de esa ciudad. Algo importante que también menciona, es que los efesios aborrecían a los nicolaítas, esto es, a los apostatas. Mas sin embargo, ellos habían debajo la relación íntima con Cristo, y esto quizá era fruto de tanto trabajo, eso les impedía tener tiempo para esa relación con Dios.

Aquí aprendemos una lección muy importante para nuestras vidas, y es que es no debemos olvidarnos de nuestra relación íntima con Dios a pesar del trabajo excesivo.

La Epístola:

Se cree que la Epístola a los Efesios, es la primer epístola que el apóstol Pablo escribió desde su encarcelamiento en Roma. Esta epístola es llamada: “El gran cañón de las Escrituras” , y “ Los Alpes del Evangelio”.

El Autor:

Efe.1:1 “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso.”

Esta declaración la entendemos a la luz de que Saulo fue convertido debido a la visitación y según la voluntad de Dios. Ananías recibió palabra de Dios, de que Pablo sería un instrumento en Sus manos, y debido a esto, es que Pablo se llama a sí mismo: “Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios.”

El autor de esta epístola, fue un hombre sumamente sufrido en muchas áreas, incluyendo la separación de hermanos piadosos que le amaban, pero ese sufrimiento y esa separación, era parte de lo que Pablo debía padecer por Cristo.

Hchs. 21:7-15 “Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día. Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor. Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén.”

Esta es quizá la cúspide de lo que el Espíritu le revela a Pablo, acerca del sufrimiento que le esperaba, estas profetizas seguramente le profetizaban a Pablo lo que él debía padecer a causa de Cristo. Pero a pesar de lo que le esperaba, Pablo nunca dejo a un lado la disposición de servir al Señor, aun a costo de su propia vida. Este hombre sufrido y dispuesto, es quien escribe esta carta preciosa.

Si cada uno de nosotros tenemos esa misma disposición de servir al Señor, El cumplirá Su propósito en nuestras vidas, como lo hizo con el apóstol Pablo.

Sal. 138:8 “Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos.”

En esta cita, la palabra: “cumplirá”, significa: “terminara, perfeccionara, completara”. Si nosotros permanecemos en El, el terminara y perfeccionara Su obra en nuestras vidas.

Fil. 3:13-14 “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”

Este pasaje nos muestra la mentalidad de Pablo, él estaba ligado a Cristo, pero el perseveraba, iba hacia adelante, y ese hombre, quien escribe esta carta que estudiaremos, nos enseña que debemos seguir hacia la meta que es Cristo Jesús.

Pablo escribió esta carta para los santos y para los fieles. Esto muestra que la obra de Cristo no se completa en el día que se recibe la salvación, sino que es algo gradual. Esa vida depositada en cada creyente, debe ir creciendo, como fue creciendo en Pablo. Esto lo logran alcanzar únicamente aquellos que perseveren.

Mat. 24:13 “Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.”

El apóstol Pablo, a pesar de los embates y de las duras pruebas, mantenía una sola cosa en mente, y nos exhorta a cada uno de nosotros a hacer lo mismo: proseguir hacia el Señor.


“Voy a proseguir, proseguir, hacia el blanco, al final, hacia la meta; tantas vidas dependen de lo que haga yo, dame la fuerza, para contigo proseguir.”