"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

domingo, 15 de agosto de 2010

"JEHOVÁ RAFA"

Hno. José Ordoñez


El Espíritu Santo esta mañana está atrayendo a nuestra vista, el capítulo 53 de Isaías. Quiero que hoy conozcamos algo acerca del Cordero que ha llevado nuestras enfermedades y dolencias, de aquel Cordero que cuando murió en la cruz, sabía que Él se convertiría en Jehová nuestro sanador.

Mateo 8:16-17 “Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.”

El Señor Jesucristo les enseño a sus seguidores, que cuando el poder de Dios se mueve operando el milagro de las sanidades, es un cumplimiento de que el Cordero vino a llevar cautivas las dolencias y las enfermedades del alma, el pecado. Por eso era que Jesús sanaba a todos los necesitados.

Pero hoy, tenemos que hacernos esta pregunta: “¿Quiénes son sanados?”

Exo.15:26-27 “y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.”

Entendamos lo que dice este pasaje, oír y guardar sus estatutos, es la condición para que Dios observe el corazón humano, y este dispuesto a manifestar Su poder sanador, pero previo a eso, El mira que sucede en el corazón, y si el corazón no está inclinado a obedecer Su voz, El no actúa, no sanara ese corazón.

2 Cro. 7:14 “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”

Aquí vemos otra condición: humillarse delante de Dios y volverse de los malos caminos. Si se cumple con esa condición, Jehová sanara las dolencias de Su pueblo. A través de las Escrituras vemos que Él está dispuesto a sanar a su pueblo, pero como les repito, debemos cumplir unas condiciones.

Isa. 57:15-19 “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados. Porque no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado. Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón. He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré.”

Jehová Rafa se vuelve a mostrar en este pasaje, y les habla a todos aquellos humildes y quebrantados de corazón. Estas personas habían sido rebeldes y se habían apartado de Él, pero al verse confrontados, se humillaron y se volvieron de corazón, entonces Dios tomo la decisión de sanar sus tierras.

El mensaje de Dios como nuestro sanador, es un mensaje que ha sido un mensaje integral en la iglesia a través de los años, pero muchas de esas veces no se enfocan en Dios mismo, sino en hacer campañas extraordinarias solo para obtener intereses particulares, Dios no se mueve en esas ocasiones, pero como pueblo de Dios, debemos clamar para que ese poder de Dios se vuelva a manifestar en el mundo, pero para eso se requiere que nos humillemos.

Mat. 8:2-3 “Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.”

La manera en la que se acercó este leproso a Jesús, sin duda que conmovió Su corazón, se acercó con humildad y por eso fue sanado.

Mat. 8:5-8 “Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará.”

El corazón y la actitud de ese centurión, denotaba humildad ante Jesús. Este hombre naturalmente hablando, estaba por encima de todos los habitantes de Israel, por el hecho de ser romano, y por ser centurión, él estaba a cargo de 100 soldados del ejército más poderoso de esa época, mas sin embargo, el dejo a un lado su autoridad y se humillo delante del Señor.

¿Qué pasa con nosotros cuando tenemos una posición de importancia? ¿Siempre nos limitamos a dar órdenes?

Jesús escucho palabras humildes y sinceras de parte de este hombre con autoridad, y eso fue lo que movió el corazón del Señor, ya que incluso, este hombre no estaba pidiendo sanidad para el mismo, sino para su criado. Debido a esa humildad, el criado fue sanado.

Cuando Jehová nuestro Sanador encuentra un corazón humilde, Él se mueve!

Mat. 8:14 “Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.”

Pedro sin duda amaba a su suegra, las escrituras no mencionan como fue que llegaron a la casa en esta ocasión, tal vez Pedro le contó a Jesús acerca de la enfermedad de su suegra, no lo sabemos. En este pasaje vemos una actitud importante en la suegra de Pedro al ser sanada, este pasaje nos narra, que esa mujer al ser sanada, se puso inmediatamente a servir. Esta mujer pensaba en los demás, y el servir significa ser humilde para con otros.

El Señor quiere sanar y tocar vidas esta mañana, Él quiere hacer maravillas en medio de nosotros, pero el primeramente quiere que le mostremos un corazón humilde. Muchos de los enfermos que fueron sanados por Jesús, abandonaron sus hogares y la posible comodidad que les ofrecía estar reposando, y se dirigieron al lugar donde estaba Jesús, eso demuestra humildad y un sacrificio.

¿Cómo estás viviendo esta mañana? ¿Con que actitud de enfermo espiritual y natural estas hoy?

Isa. 53:1-3 “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.”

Las escrituras presentan al Cordero de Dios, como alguien que físicamente no tenía ningún atractivo, Jesús no era un hombre carismático que inclinaba a las personas a seguirlo. La gente en esa época no seguía a Jesús por esa razón, sino que lo seguían por la necesidad que ellos tenían. Todos aquellos que acudían a Jesús, se estaban moviendo en contra de las corrientes religiosas de ese tiempo, y esto era para que se cumpliese este pasaje de Isaías 53.

Luc. 4:16-20 “Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.”

Aquí Jesús cumplió las escrituras que había dicho el profeta Isaías, y quiero que captemos este momento… Jesús inspirado y movido por el Espíritu, cumple las escrituras, y todos daban buen testimonio de Él y se maravillaban, pero como ya vimos anteriormente, Dios sana a los humildes, y el Señor puso en ese momento a prueba la humildad de esas personas…

Luc. 4:28-29 “Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.”

La multitud al oír esas palabras, quiso matar a Jesús, no tuvieron la humildad para aceptar que Dios podía sanara a quien El quisiera, fueron hallados faltos en humildad. Esa gente, son esa actitud, jamás iban a ser sanados por Dios, el orgullo y la arrogancia los separo de Dios.

¿Cómo reaccionaremos cuando Dios ponga a prueba nuestro orgullo?

El Señor se encarga de tocarnos en los puntos que más nos duelen, y cuando eso suceda, debemos reconocer que no somos humildes, y entonces debemos clamar por humildad en nuestros corazones.

Quiero que vemos unos ejemplos más…


Naaman:

2 Rey. 5:9-12 “Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Vé y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.

Naamán era un hombre muy importante de un país muy importante y poderoso. Naaman tenía un concepto muy religioso acerca de cómo se realizaba una sanidad por parte de Dios. Pero, ¿Por qué pensaba eso? ¿Acaso no era porque su orgullo fue tocado? ¡Los orgullosos no conocen a Jehová Sanador!

2 Rey 5:13-14 “Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio.”

Las palabras que los criados dijeron a Naaman, significaban perder el orgullo y obedecer humillado a Dios, y cuando Naaman lo hizo, entonces fue sanado.

Nabucodonosor:

Daniel 4:24-25 “…esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey: Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.”

Nabucodonosor tenía en su potestad, matar a cualquier mago e interprete que le dijera cosas negativas. Daniel le dijo a Nabucodonosor que él seria sanado hasta que se humillara delante de Dios el Altísimo, y cuando reconociera que Él da el poder a quien Él quiera. Nabucodonosor mismo dio testimonio de esto, solo hasta que se humillo delante de Dios, fue sanado.

Stgo. 5:14-15 “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.”

Esta creo yo que es la demostración más grande de humildad que nosotros podemos hacer. Llamar a los ancianos de la iglesia, es el equivalente a lo que Naaman tuvo que hacer al llegar con Eliseo.

¿Quiénes son los ancianos de la iglesia? ¿Son acaso súper-hombres con poderes? Definitivamente que no, pero Dios ha establecido un camino de humildad, y al obedecer ese camino, la oración de fe sanara las vidas, e incluso dice que los pecados les serán perdonados. El Señor no dio la orden de acudir a un gran hombre importante que hace muchas sanidades, Dios ordeno algo mucho más humilde, El solo pide que nos acerquemos a las autoridades de nuestra iglesia, para que oren.

Jehová nuestro Sanador quiere manifestarse hoy en medio nuestro, pero solo se manifestara a aquellos que inclinen su cerviz humillados delante de Él. Si lo hacemos, ya hemos visto en las Escrituras hoy, la garantía que Él nos sanara.

¡Que podamos oír y recibir con un corazón y con oídos humildes este mensaje!


“Humíllate para andar con tu Dios, humíllate ante el Salvador, El no andará con el alma soberbia, humíllate para andar con tu Dios."