"Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás." Juan 6:35

domingo, 8 de agosto de 2010

"ICABOD"

Hno. Eleazar Alonso


Quiero ver esta mañana parte de una historia, una historia trágica en el pueblo de Israel, durante la época del sacerdote Eli, es una historia que nos sirve de ejemplo y que punge nuestros corazones.

En esta historia, Israel salió a pelear, y sucedió algo que jamás ellos hubieran esperado. Ellos salieron con todo el ánimo y seguridad que Dios estaba con ellos y que los respaldaría una vez más, como lo había hecho tantas veces. Pero sucedió algo que no esperaban.

Ellos ya habían cometido un error, ellos daban por sentado que Dios daba la victoria vez tras vez, ellos creían que era algo automático… y ese es un error en el cual caemos muchos de nosotros, damos por sentado la presencia de Dios, mientras no es así. Tenemos que humillarnos y mostrar un corazón necesitado, dejar a un lado el espíritu religioso y nuestra autosuficiencia. Puede que suceda con nosotros lo que sucedió con el pueblo de Israel en esta historia.

1 Sam. 4:3 “Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos.”

Ellos mismos reconocían que Jehová había permitido esa derrota. Hicieron muchas preguntas quizá sin respuesta, como sucede hoy en día: ¿Porque suceden tantas cosas en el mundo? ¿Porque me sucede esto a mí? Ellos aun teniendo el conocimiento de que Dios es soberano y que puede hacer lo que sea Su voluntad, no acudieron con un corazón honesto y humillado a consultarle a Dios, sino que ellos dedujeron que había sido por no llevar el arca de Dios con ellos.

¡Que el Señor nos de la gracia para consultarle cada paso que debemos dar!

Por un momento, los filisteos fueron intimidados por el arca de Dios, y eso pasa también en nuestras vidas. Satanás conoce el poder de Dios, pero sabe cuándo Dios no está de nuestro lado, y allí es donde nos derrota. Los filisteos se pudieron dar cuenta que Dios no estaba en medio del pueblo, y eso hizo que adquirieran más confianza… murieron 30 mil personas del pueblo, y el arca de Dios fue tomada.

Así son los caminos del hombre, cuando no se busca la guianza de Dios en cada paso, cuando no le tomamos en cuenta a Él para tomar nuestras decisiones. Solamente Su presencia nos dará protección y cuidado, y lo más importante es que el Señor mismo está anhelando a diario, morar en medio nuestro.

Si Su presencia está con nosotros, seremos dóciles, Su carácter será formado en nuestros corazones, y seremos guiados por el camino de verdad. Solo allí atesoraremos la presencia del Señor, y aprenderemos que Su presencia no es un amuleto de buena suerte para cuando estemos en problemas, sino una necesidad diaria. Muchos cristianos hoy en día están viviendo vidas de derrota tras derrota, y esto es debido a la falta de la presencia de Dios en sus vidas.

1 Sam. 3:11-13 “Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado.”

Cuando el Señor decide traer juicio a una vida, o a una familia, antes de eso, el Señor ha estado esperando una respuesta de parte de esas vidas, porque Él es misericordioso. Dios hablo a través de Samuel, y le advirtió a Eli, esperando una muestra de arrepentimiento, pero ni aun así, Eli respondió.

Asimismo es con nosotros, muchas veces el Señor nos muestra nuestra condición a través de muchas formas distintas, pero El espera un arrepentimiento, porque Él es un Dios de oportunidades, pero ¿qué haremos con esas oportunidades? Si no hay respuesta de nuestra parte, vendrá el día del juicio de Dios, debido a nuestra desobediencia.

¿Cuál fue la respuesta de Eli? Su respuesta fue: “Jehová es, que haga lo que bien le parezca” Esto da la impresión de que Eli esta ya cansado de la actitud y de las situaciones que hacían sus hijos, por eso sale de su boca esa respuesta. Nosotros no somos mejores que Eli, pero muchas veces hemos pensado en la razón por la cual no acudió Eli en arrepentimiento delante de Dios, pero estas historias dejadas en la Biblia, están como espejos, para que veamos cual es la condición del corazón humano.

Eli no mostro tanto dolor por la pérdida de la batalla, ni por la pérdida de sus hijos, sino que su dolor fue por la pérdida del arca de Dios, y por eso fue que murió. Eli sabía lo que representaba el haber perdido el arca: Jehová los había abandonado. Cuando nosotros insistimos en caminar fuera de la voluntad de Dios, y no estamos teniendo tiempos en Su presencia, vienen las tragedias, una tras otra.

Ese mismo día también murió la esposa de Fines, y antes de morir nombro a su hijo “Icabod”, porque reconocía que la gloria de Dios había abandonado no solo a su familia, sino a todo el pueblo.

1 Sam. 4:21-22 “Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido. Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios.”

¡Qué consecuencias tan graves, por haber abandonado al Señor! Hoy día, hay muchísimas iglesias que han estado experimentando esto mismo, la gloria de Dios se ha apartado de esos lugares. Debemos mantenernos humillados delante de Dios, porque nosotros no estamos exentos de esto, no debemos dar por sentado la presencia de Dios en nuestras vidas.

¿Qué es la gloria de Dios? Es su presencia misma, su carácter, lo que Él es.

Muchas veces he pensado que quizá la esposa de Fines era temerosa de Dios, aun a pesar de la condición de la vida de su esposo, porque ella reconoció lo que había sucedido ese día terrible, y por eso mismo murió, porque no soporto el abandono de Dios. Por eso ella quiso perpetuar ese día, por eso nombro a su hijo Icabod, para que las generaciones venideras, recordaran cuan terrible es vivir sin la gloria de Dios.

¿Qué tanto estamos apreciando la presencia de Dios en nuestras vidas? ¡Señor, sin tu gloria en nuestras vidas, moriremos, ten misericordia de nosotros!

Tenemos otro ejemplo en las escrituras, de cuando Dios ha abandonado a su pueblo…

Eze. 9:1, 3, 10:18 “Clamó en mis oídos con gran voz, diciendo: Los verdugos de la ciudad han llegado, y cada uno trae en su mano su instrumento para destruir… Y la gloria del Dios de Israel se elevó de encima del querubín, sobre el cual había estado, al umbral de la casa; y llamó Jehová al varón vestido de lino, que tenía a su cintura el tintero de escribano… Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines…”

La orden de destruir ya había sido dada por Dios, luego de haber advertido por mucho tiempo al pueblo, aquí nuevamente se escucha el grito: ¡Icabod! La gloria de Dios había sido quitada de en medio Israel.

Que en medio de este tiempo duro, podamos clamarle al Señor, para que Su gloria sea mostrada nuevamente en medio de este mundo, y en medio de Su iglesia que se ha apartado y le ha dado la espalda.

1 Cor. 3:16-17 “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.”

Si nosotros no nos estamos esforzando en caminar en el camino santo de Dios, si no estamos haciendo un esfuerzo por no caminar en los caminos de este mundo, no podremos ser partícipes de Su gloria.

Las consecuencias de abandonar la gloria de Dios son terribles…

Lev.26:14-17 “Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán. Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.”

Esto fue lo que le sucedió a Eli y al pueblo de Israel, y lo que le sucederá a cualquier persona que abandone la gloria de Dios, y que no guarde sus mandamientos.

¡Señor, que nunca más se escuche el grito Icabod de nuestras vidas, que Tu gloria permanezca en nosotros!


“Oh la gloria, de Tu presencia, nosotros Tu templo, te damos reverencia, te adoramos, nos inclinamos, nosotros Tu templo, te exaltamos, levántate a Tu reposo, se bendito en Tu alabanza, y Tu gloria nos llenara.”